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Cómo adaptar tu rutina de ejercicios a lesiones y afecciones comunes

El ejercicio puede ser una parte clave para mantener una buena salud y estar en forma. Sin embargo, también puede conllevar sus propios riesgos, especialmente cuando se trata de las lesiones y dolencias que suelen asociarse con la actividad física. Saber cómo adaptar tu rutina de ejercicios a lesiones y dolencias comunes puede ayudarte a seguir moviéndote y a sentirte lo mejor posible.

Conocer las afecciones comunes

Para adaptar eficazmente tu rutina de ejercicios a las lesiones y afecciones comunes, es importante comprender primero en qué consisten dichas afecciones. Algunas de las afecciones más frecuentes son:

  • Artritis: Es una afección crónica que afecta a las articulaciones y puede causar dolor, hinchazón y rigidez,

  • Tendinitis: Inflamación de los tendones que provoca hinchazón y dolor en la zona afectada

  • Fascitis Plantar: Esta dolencia se caracteriza por dolor en el talón del pie

  • Síndrome del Túnel Carpiano: Esta afección se caracteriza por hormigueo, dolor y entumecimiento en la mano y los dedos

  • Dolor de espalda: Es uno de los tipos más comunes de dolor crónico y provoca rigidez, tensión muscular y dificultad para moverse

  • LORT (Lesión por Esfuerzo Repetitivo): Esta afección se define como una lesión musculoesquelética derivada de tareas repetitivas y mala postura

  • Ciática: Se caracteriza por un dolor que irradia desde la parte baja de la espalda hasta las nalgas y por la pierna

  • Dolor de rodilla: Es un síntoma común de lesión y suele incluir molestias persistentes, hinchazón y rigidez

Adaptar Tu Entrenamiento

Una vez que reconozcas los síntomas asociados a las lesiones y dolencias más comunes, es hora de adaptar tu entrenamiento. El primer paso es darse cuenta de cualquier dolor o molestia mientras se hace ejercicio. También es importante ser consciente de la técnica de movimiento, especialmente si se experimenta algún dolor.

Si sufres dolor de espalda, cuello u hombros, evita levantar pesos pesados y hacer ejercicios en los que los hombros deban acercarse a las orejas. Deben evitarse ejercicios como los abdominales, las planchas y las flexiones, en favor de la natación y la marcha. Las lesiones por esfuerzo repetitivo pueden minimizarse utilizando la técnica adecuada al realizar cualquier ejercicio. Los codos deben mantenerse pegados al cuerpo al realizar los ejercicios, y las rodillas deben colocarse sobre los dedos de los pies.


Cuando se trata de adaptar un entrenamiento para el dolor de rodilla, es importante evitar ejercicios que sobrecarguen demasiado la articulación de la rodilla. Estos incluyen estocadas y sentadillas con las rodillas. Céntrate en fortalecer los músculos que rodean la rodilla con ejercicios como elevaciones de piernas y rizos isquiotibiales. Además, es importante llevar calzado de apoyo y estirar antes de entrenar.

Incorpora estiramientos y descanso

Una parte a menudo pasada por alto de una rutina de ejercicios son los estiramientos. Estirar antes y después de un entrenamiento es una forma estupenda de aumentar la flexibilidad y reducir el riesgo de lesiones. El estiramiento ayuda a mejorar el flujo sanguíneo y alivia la tensión muscular. Si se sufre una lesión o dolencia que afecta a los músculos y tendones, es importante tener especial cuidado al estirar.

Además de los estiramientos, el descanso también puede ser beneficioso. Los músculos necesitan tiempo para recuperarse después de un entrenamiento, y el sobreentrenamiento puede provocar lesiones. Intenta incorporar días de descanso a tu rutina de ejercicios para permitir que los músculos se recuperen. Asegúrate de no sobrecargar demasiado el cuerpo y, si empiezas a sentir dolor, tómate un descanso.

El ejercicio puede seguir siendo divertido

Es fácil desanimarse al enfrentarse a una lesión o dolencia. Sin embargo, aún hay muchas formas de ejercicio que puedes hacer para mantenerte activo. El yoga, la natación, el ciclismo y la marcha son ejercicios de bajo impacto que pueden ayudarte a mantenerte en forma y sano sin agravar una dolencia existente. Además, intenta encontrar un ejercicio que te guste, ya que puede hacer que se sienta menos como una tarea y más como una parte de tu rutina diaria.

Conclusión

Cuando se trata de hacer ejercicio, la seguridad es de suma importancia. Para hacer ejercicio con seguridad mientras se padece una lesión o dolencia, es importante darse cuenta primero de los síntomas asociados a la afección. Entonces es hora de adaptar el entrenamiento, evitando determinados ejercicios y utilizando la técnica adecuada. Los estiramientos son una parte importante de la rutina de ejercicios que no debe pasarse por alto, y los días de descanso son importantes para permitir que los músculos se recuperen. Con un poco de conocimiento y conciencia, el ejercicio puede seguir siendo una parte agradable y sana de la vida.